Parece obvio, o debería parecerlo, pero no lo es.
Todo comienza con una idea, la fabricación de un producto o la prestación de un servicio. La idea puede nacer de una afición, de las propia habilidades, de un interés personal o de otras motivaciones.
Seguidamente debería seguir el proceso de dar forma y estructura al proyecto analizando el potencial y la viabilidad de la idea. Una idea necesita de potencial de crecimiento además de ser viable.
Si llegamos a la conclusión de que la idea es una oportunidad de negocio, es necesario conocer el proceso a través del cual esto podrá lograse, es necesario tener un Plan de Negocios, que nos de la estructuración apropiada del negocio y su correcta puesta en marcha.
El Plan de Negocio no solo va a ser nuestro “manual de instrucciones”, es el documento de presentación frente a terceros de nuestro proyecto e imprescindible a la hora de buscar financiación externa.